Hace unos meses recuperé la idea de un viejo proyecto. Hace unos años, mi compañera Mar y yo, intentamos crear una asociación de ayuda internacional centrada en la discapacidad, llamamos a este proyecto Puentes de Concordia. La idea era conectar Latino América y Europa a través de la discapacidad y sus políticas, pero enseguida nos dimos cuenta de que habíamos dado un bocado demasiado grande a la vida.

Años después, se cruzaron por mi vida una serie de personas, sobretodo mujeres, que me dieron y me siguen dando mucho: Un buen soporte técnico, una voz que complemente mi voz metálica y unos ojos y oídos en Latino América. Así que, encontrándome con todo esto, unas herramientas como las redes sociales y Zoom y algunos contactos, dije: “¿Por qué no retomar la idea? Y así nació el espacio Puentes de Concordia. A continuación os contaré cuáles han sido mis primeras impresiones en mis andanzas virtuales en esos países, para proteger a mis “asociadas” en estos países, no daré nombres, yo estoy seguro, ellas no tanto.

Por cierto, aunque todas mis colaboradoras son mujeres, hembras humanas, en todo momento han obviado la perspectiva de género (sexo). Llegan a hablar de sí mismas en genérico masculino, como si la discapacidad fuese un bloque asexuado, ignorando así temas como la violencia machista, sexual u ostrética, os las enfermedades feminizadas. Las únicas referencias que hacen a su condición de mujer es desde un enfoque generista de maternidad o estética femenina.

En líneas generales he visto miedo, falta de profesionalidad, (me refiero otro tipo de profesionalidad que yo mismo critico aquí), y desconocimiento del asociacionismo organizado. A esto se une un gran individualismo en las personas con discapacidades y unas sociedades movidas por la compasión y el sensacionalismo. Os explico mis impresiones país por país. He de decir que este texto se basa en testimonios recogidos de personas con discapacidad particulares y pequeñas asociaciones. En siguientes entregas investigaré sobre las grandes asociaciones y la legislación de cada país, pero, como se ve en Dr. Zhivago, todo sistema se pone a prueba en la realidad.

Empecemos por Ecuador,  allí empecé a investigar interesándome por el exPresidente Lenin Moreno, después de leer una entrevista suya en Le Monde Diplomatique, hecha por el mismísimo Ignacio Ramonet[1]. Teóricamente, estuve bastante de acuerdo con ese discurso aunque realmente, si miráis la entrevista, no da ninguna hoja de ruta, ni agenda legislativa. Visto eso, pregunté a una mujer con discapacidad que colabora con un programa de televisión virtual vía Zoom sobre discapacidad. Ella me contó que, aunque al principio el Presidente Moreno hizo cosas buenas, se quedó por el camino, hizo cosas sueltas. Como me suponía no tenía una hoja de ruta para estructurar un Estado del Bienestar fuerte, como, (con sus defectos), hizo el PSOE en los 80 y 90 en España. Aunque ahora parece que nos estamos olvidando de esos derechos sociales en favor del postmodernismo y los derechos civiles.

El siguiente país que “visité” fue Colombia. Con este fin, entrevistamos de urgencia a una persona con discapacidad. La verdad, aquí la entrevistada se limitó a hablar de temas básicos de barreras arquitectónicas. El objetivo era sacar más información sobre la reciente situación en Colombia para las personas con discapacidad y no sacamos mucha información.

Pero mi base de operaciones en Latino América es México. Allí es donde reside mi principal colaboradora y de quién estoy sacando más información. Ella me ha dado la pauta de cómo funcionan las políticas de discapacidad en su país. Resumiendo, mi amiga y actualmente Directora de Puentes de Concordia México me ha dibujado la siguiente situación.

En primer lugar, me habla de un asociacionismo mayoritario corrupto, que se queda en las uñas el 80% de las subvenciones que recibe. Además, se utilizan esas asociaciones para blanquear dinero. Esto provoca una tremenda desconfianza en las asociaciones por parte del colectivo.

En segundo lugar, me comenta que en la política hay un «clientelismo» brutal. La persona con discapacidad que es buena es recompensada y se da una importancia que no tiene, al más puro estilo Primo, de Velázquez. Tuve oportunidad de comprobar esto al ver la actitud de un cargo público con discapacidad entrevistado allí.

En tercer lugar, me comenta que la discapacidad allí no es un tema de Estado, sino más bien un tema de telebasura y compasión. Así, me pone el ejemplo de un programa famoso en México llamado Teletón. En este programa se presentan casos de personas con discapacidades y se pide dinero. Recordemos que ese formato se intentó implantar en España con el programa “Entre todos”, de RTVE, con Toñi Moreno y, afortunadamente, el formato se canceló y la periodista calló en desgracia.

En definitiva, la impresión que he sacado de esta primera toma de contacto en Latino América es que hay unos Estados débiles, un asociacionismo inexistente o corrupto, una visión brutalmente paternalista de la discapacidad y un individualismo bestial de las personas con discapacidad en busca de reconocimiento de la sociedad. Os iré informando en siguientes entregas. También, podéis ver las entrevistas y los textos de Puentes de Concordia con una suscripción Premium en esta web: https://victorvillarepifanio.net/puentes-de-concordia-landing/